Tan lejos del sol, todo brilla con más intensidad, los sueño no se
abandonan nunca, por más que no latan por temor a quedar sueltos sin
dueños, ni conexiones al corazón. Somos instantes, tan sólo suspiros,
que buscan la claridad de la eternidad en un plano que vamos a dejar, y
no vamos a poder comprobar nuestra huella en el barro del recuerdo
colectivo.
Luchamos en vano por llegar a un reconocimiento innecesario e improductivo, ya que la única lluvia que moja es la del cielo, y no así los aplausos sordos del sudor creativo necesario del ser.
Nos perdemos comprando luces de suspiros, llamas para asustar al
olvido, amuletos, colores, sonidos, olores y sabores, nos perdemos en
encontrar algún puerto que llegue a la felicidad anhelada, prometida y
robada, pero tan sólo en esa búsqueda solitaria, triste y traicionera
nos perdemos en cuentos chinos, y atajos de caramelos.
Tan lejos del
sol, tengo mi cactus que me mira, sin espinas, me abraza, y suspira.
Brújula que palpita, vibra para sonreír le a la vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario