Entender que el silencio no es un simple momento, que puede ser tan
incierto como el hoy, y así se va a quedar por no sabemos cuánto tiempo,
ahondando las mareas de nuestros continentes, los caudales de viento
que nos despeinan los sentimientos.
Nadie sabe bien con que bostezo
nació, o después de que arrullo nació, pero la verdad es que
mentiríamos si le buscásemos una fecha, o el lugar dónde partió sin
rumbo pero con una misión, un propósito, un fin, y por qué no una canción.
Y así nos abraza buscándolo entre sudestadas de sueños sahumados y
murmullos de ecos que quedaron abrigados en el recuerdo, siempre
bienvenidos al corazón.
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