miércoles, 22 de octubre de 2014

Que especie rara

Que especie rara que somos hijo mío, comemos todo lo que camina, y matamos todo lo que respira, nos vestimos con sus pieles, contaminamos la única fuente que nutre y refresca. 
Como no hay infierno contaminamos nuestro suelo, como el paraíso no cotiza hacemos lo mismo con el cielo.
Ya no hay barriletes, ni pájaros sueltos, los animales se quedaron huérfanos de su propio reino, y los peces prefieren ahogarse antes de seguir huyendo.
Que nos está pasando hijo mío, nos quitamos la vida con la misma facilidad con la que le negamos una limosna al ciego o pagamos por tener sexo.
Que lástima, que bronca, que pena, cómo no  preocuparse, hijo mío, estamos viviendo en nuestro propio cementerio, tan sólo no nos dimos cuenta que jugamos a ser dueños en un lugar dónde sólo somos pasajeros.
Como enseñarte, hijo mío, que somos de la misma especie, pero no somos iguales que ellos.

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