miércoles, 11 de enero de 2017

Tan lejos del sol



Tan lejos del sol, todo brilla con más intensidad, los sueño no se abandonan nunca, por más que no latan por temor a quedar sueltos sin dueños, ni conexiones al corazón. Somos instantes, tan sólo suspiros, que buscan la claridad de la eternidad en un plano que vamos a dejar, y no vamos a poder comprobar nuestra huella en el barro del recuerdo colectivo. 
Luchamos en vano por llegar a un reconocimiento innecesario e improductivo, ya que la única lluvia que moja es la del cielo, y no así los aplausos sordos del sudor creativo necesario del ser.
Nos perdemos comprando luces de suspiros, llamas para asustar al olvido, amuletos, colores, sonidos, olores y sabores, nos perdemos en encontrar algún puerto que llegue a la felicidad anhelada, prometida y robada, pero tan sólo en esa búsqueda solitaria, triste y traicionera nos perdemos en cuentos chinos, y atajos de caramelos.
Tan lejos del sol, tengo mi cactus que me mira, sin espinas, me abraza, y suspira. Brújula que palpita, vibra para sonreír le a la vida.

Que pena



Ay ! … qué pena, el Grillo cortó sus venas, enamorado de su ausencia, esa misma que regala su sinfonía que nadie puede callar, víctima de su consciencia sonora como cajita de cristal que nunca sanará. 
Escondido entre sombras, rincones anónimos sin doncellas, ni perfumes a piel recién evaporada, víctima de la dolencia de no poder enamorar, nadie lo puede apreciar besar.
Pobre Grillo, sólo canta por amar.