lunes, 6 de abril de 2015

No hay



No hay placer alguno que nos llene de tanta luz, calma y libertad, como sentir al ego diluirse tras las sombras de los pies.

Grita


Grita en silencio por despertar dentro del pecho, incendiando todo a su paso, ciudades de papel olvidadas en recuerdos sin eco, ausentes de brillo se queman sin arder. 
Es tan grande la ausencia cuando se siente tan colmada, no hay peor almohada que la del silencio ensordecedor, empapadas de miedo, sin poder morder, durmiendo para no despertar, despertando para no soñar.
No es tan alto volar siendo sincero con nuestros cielos, por más que veamos todo lejano, nunca vamos a caer. La gravedad se siente trémula en indecisos, no se animan a vivir tan sólo por miedo a sufrir, y sólo miran sus pies petrificados de sombras quietas, sombras sin sol.

El fumar



A veces el fumar me deja la verdad en la cornisa de la lengua, y en los tiempos de hoy, caen sin paraguas.

Consecuencias



Los milagros son las consecuencias de animarnos a saltar y dejarse caer.

No se puede


No se puede predicar a la democracia con tanta liviandad, cuando la libertad es reprimida bajo el culto de la desmoralización del respeto.